Sitges, epicentro del futuro portuario catalán
- Dario D'Atri
- 16 may
- 4 Min. de lectura
El Port de Sitges-Aiguadolç acogió las XXI Jornadas Técnicas de la ACPET en un evento clave para el presente y futuro de los puertos deportivos y turísticos de Cataluña. Albert Bertran, presidente del Port y de la asociación, se dio el gusto de celebrarlo en casa, coincidiendo con el 50º aniversario del puerto, el inicio de una nueva etapa tras la renovación de su concesión, y la culminación de una ambiciosa obra de modernización.

Durante los días 15 y 16 de mayo de 2025, el Port de Sitges-Aiguadolç se transformó en el gran foro de ideas, debate y reflexión sobre el rumbo de los 47 puertos deportivos y turísticos que integran la Asociación Catalana de Puertos Deportivos y Turísticos (ACPET). Más de 150 representantes del sector se dieron cita en el Salón Garbí del Hotel Port Sitges para participar en las XXI Jornadas Técnicas, una edición especial no solo por la calidad y diversidad de las ponencias, sino también por el simbolismo de su sede y el contexto institucional que la rodea.
Albert Bertran, presidente ejecutivo del Port de Sitges y presidente saliente de la ACPET, inauguró las jornadas con un discurso cargado de significado. No solo celebraba el 50 aniversario del puerto que dirige, sino que compartía con los asistentes el cierre de su ciclo al frente de la asociación, después de más de ocho años de liderazgo. Además, estas jornadas coincidieron con la culminación de una ambiciosa inversión superior a los 20 millones de euros que ha permitido renovar por completo las infraestructuras del Port de Sitges, abrir un nuevo capítulo tras la ampliación de su concesión y posicionarlo como uno de los puertos más modernos del litoral catalán.
Tecnología, sostenibilidad e inteligencia artificial
A lo largo de dos días, las jornadas ofrecieron un recorrido exhaustivo por los grandes temas que hoy definen la gestión portuaria: desde los desafíos legales ante la transformación digital hasta las oportunidades que abre la inteligencia artificial. La conferencia de Montse Peñarroya sobre la IA aplicada a la gestión portuaria sorprendió y entusiasmó por igual, al mostrar ejemplos concretos de cómo las nuevas herramientas tecnológicas pueden mejorar la eficiencia y la sostenibilidad de las operaciones en los puertos.
También destacaron tres estudios de caso que reflejan la transformación tecnológica de puertos catalanes: Marina Palamós presentó sus esfuerzos hacia la independencia energética y la regeneración de la biodiversidad marina; Marina Empuriabrava mostró su colosal inversión en redes de telecomunicaciones para hiperconectar el puerto; y el propio Port de Sitges expuso su nuevo y sofisticado sistema de saneamiento por vacío, una solución puntera capaz de atender las necesidades de más de 470 amarras y 170 apartamentos integrados en su ecosistema portuario.
Conservar, educar, conectar
Las jornadas no solo abordaron aspectos técnicos y de infraestructura. Hubo espacio también para hablar del mar como hábitat compartido, fuente de vida y escenario de retos comunes. Ponencias como la presentación del primer Mapa de Hábitats Marinos de Catalunya o el Proyecto Econàutic subrayaron el papel crucial que tienen los puertos como agentes de conservación marina y como plataformas para programas educativos, científicos y de sensibilización ambiental.
Los puertos, como se repitió en distintas intervenciones, son mucho más que infraestructuras para embarcaciones: son espacios sociales, motores económicos, centros culturales y deportivos, y sobre todo, puntos de conexión entre las personas y el mar.
El futuro de la náutica en Cataluña
La segunda jornada de las XXI Jornadas Técnicas de la ACPET también dio espacio a reflexiones clave sobre el rumbo que toma la náutica deportiva en Cataluña. Una de las presentaciones más destacadas fue la del director del Salón Náutico de Barcelona, Josep Antoni Llopart, quien expuso la nueva estrategia de renovación del evento náutico más importante del país. A su intervención le siguió la del presidente de la Federación Catalana de Vela, Josep M.ª Isern, que lanzó una advertencia clara: “La vela de competición corre riesgos serios si no se garantizan inversiones mínimas en embarcaciones, infraestructura y apoyo a los equipos”.
Por su parte, Cristina Lagé, directora general de Turisme, instó a “capitalizar el concepto de Mediterráneo como una marca propia, potente y diferenciada, que compita de igual a igual con la marca Barcelona”.
El debate sobre el presente y el futuro del sector recorrió cuestiones de fondo: desde la caída en las ventas de embarcaciones por segundo año consecutivo tras el boom post-pandemia, hasta los efectos de la creciente “turismo-fobia”, que se suma al antiguo prejuicio que ve en la náutica una actividad elitista. También se abordaron los costes crecientes que enfrentan los clubes náuticos, motivados por una alta demanda en un contexto de escasa capacidad de crecimiento físico y marcos concesionales más cortos. Esta combinación, advirtieron varios ponentes, obliga a amortizar inversiones en plazos más breves, lo que termina encareciendo los precios para amarristas y usuarios.
Finalmente, Esther Roca, directora general de Ports de la Generalitat, presentó una hoja de ruta para abordar los desafíos del sector en el medio plazo. Entre los grandes ejes estratégicos, señaló la necesidad de reforzar la gobernanza, fomentar la innovación, y garantizar una sostenibilidad no solo ambiental, sino también social y económica, con una visión de puertos plenamente integrados en el territorio.
Una mirada al futuro desde Sitges
La segunda jornada, celebrada el viernes 16, incluyó presentaciones clave sobre el Salón Náutico de Barcelona 2025, los nuevos planes de turismo náutico de Cataluña y el papel de los deportes de mar. El acto de clausura reunió a destacadas figuras institucionales como la alcaldesa de Sitges, Aurora Carbonell, y cerró con una visita técnica al renovado Port de Sitges-Aiguadolç.
Con estas jornadas, Sitges no solo mostró su capacidad de acogida y liderazgo en el sector náutico, sino que también selló un momento de transición: el fin de una etapa institucional para Albert Bertran, marcada por la modernización, la cooperación interportuaria y una clara apuesta por la sostenibilidad, la innovación y la conexión entre tierra y mar.
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