Navegando sin Límites: La Escola de Vela Adaptada del Port de Sitges
- Dario D'Atri
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- 26 sept
- 11 Min. de lectura

Los días 20 y 21 de octubre, el Port de Sitges acogió la Copa IBSA-EVA, una regata social inclusiva para las clases Hansa 303 y Raquero organizada por la Escola de Vela Adaptada. El evento, patrocinado por IBSA y el Port de Sitges, con la colaboración de Fundació "la Caixa", marcó un nuevo hito en la trayectoria de esta institución pionera en vela adaptada en España.
Es domingo por la mañana en el Port de Sitges Aiguadolç. Los veleros Hansa 303 se mecen junto al muelle mientras Montse Renom, con 37 años de experiencia en vela adaptada, observa cómo llegan sus alumnos con diversidad funcional. Para ella, cada sesión es una oportunidad de demostrar que el mar no tiene barreras.
"La persona que fue la fundadora es Victoria Fumadó, regatista olímpica y médico pediatra, que viendo que su profesión y su afición podía ayudar a este tipo de personas, decidió montar un equipo en el año 1988", explica Montse. En España no existía entonces ninguna iniciativa que diera servicio a las personas con discapacidad en el ámbito náutico. "Somos las fundadoras", dice, refiriéndose a ese momento cuando ella y Victoria Fumadó iniciaron un proyecto que cambiaría la vida de miles de personas.

Los Pioneros de un Sueño
La historia de la Escola de Vela Adaptada (Club E.V.A.) comienza con una pregunta que se hizo la doctora Victoria Fumadó: ¿por qué las personas con discapacidad no pueden disfrutar del mar? En 1988, esa pregunta no tenía respuesta en España. No había precedentes, metodología ni barcos adaptados. Solo una convicción: la vela podía ser accesible para todos.
"Victoria investigó la situación mundial y averiguó que en países como Holanda y Reino Unido existían asociaciones que ayudaban a navegar a personas con discapacidad. Las visitó, y después de conocer sus experiencias, decidió probar qué se podía hacer aquí", cuenta Montse. El primer paso fue adaptar los barcos de vela ligera poniendo un banco de madera de banda a banda para que las personas pudieran desplazarse.
Los primeros en probar este sistema fueron tres deportistas: Manel Amat, Victoria Martínez y Tomás Lozano. "Aceptaron el reto", dice Montse, "y a partir de ahí empezamos a buscar una base náutica para el proyecto". Junto con Victoria Fumadó y Milagros Ahedo crearon el primer equipo profesional de vela adaptada en España.
De Barcelona a Sitges
Durante los primeros cuatro años, la escuela funcionó en Barcelona (en la base náutica de la FCV). "Íbamos creando la metodología a partir de asesorarnos y pedir ayuda a las distintas entidades", explica Montse. Primero trabajaron con personas con discapacidad física, luego con personas ciegas gracias a la colaboración de la ONCE.
El momento clave llegó en 1992, durante los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Barcelona. "Se pidió que en paralímpicos entrara la vela, pero como aún no existía ese deporte, se consiguió hacer un mundial durante esos Juegos del 92", recuerda Montse. Fue un éxito que cambió el perfil de la federación y los llevó a buscar una nueva sede.
"Se nos ofreció la oportunidad de trasladarnos a diversos clubes, pero escogimos el puerto de Sitges, Aiguadolç, por todas las condiciones y porque se nos acepta con nuestro proyecto", dice Montse. Era 1992, y en 1993 se consolidaron definitivamente en el Port d'Aiguadolç, donde han permanecido desde entonces.
Metodología Adaptada: El Trabajo con Discapacidad Física
Montse explica cómo trabajan con cada tipo de discapacidad. El raquero adaptado, diseño español creado para el Mundial del 92, fue fundamental en su metodología.
"El raquero adaptado es ergonómico. La bañera es toda diáfana, y la persona que lleva el timón va sentada cómodamente abajo y puede llevarlo perfectamente", explica. Para personas con paraplejia o tetraplejia, cada detalle cuenta: protegerlos del agua para evitar úlceras, establecer límites de viento por la escora, respetar los tiempos para necesidades fisiológicas cada dos horas.
"Una vez superados todos estos inconvenientes, incluso el de las transferencias —que trabajamos sin grúa muchos años, ahora tenemos grúa—, la persona necesita confiar en nuestro equipo", dice Montse. Es especialmente delicado con personas que han sufrido un traumatismo: "Si no es una discapacidad de nacimiento, sino de un trauma, necesita confiar mucho en nosotros".
La confianza se construye con paciencia. "Con el tiempo se normaliza de tal manera que las transferencias son rápidas. Ya nos dicen: 'Solo cógeme esto, aguántame esto'. Las muletas y las sillas se quedan en tierra; en el mar no las necesitan", explica.
Navegando sin Ver
El trabajo con personas ciegas ha sido una de las experiencias más extraordinarias. La colaboración de la ONCE fue fundamental, no solo por conocimientos técnicos, sino por algo básico como el lenguaje. "Nos enseñaron cómo expresarnos cómodamente, poder decir tranquilamente 'ves la boya', porque vamos a hablar igual con ellos que con los que ven", recuerda Montse.
La metodología requiere una aproximación diferente. "Empezamos sacando los barcos del agua para que los toquen de proa a popa, que toquen el mástil, que tengan las velas, que lo reconozcan todo", y creando maquetas, explica. Es un proceso táctil donde cada elemento del barco debe ser explorado antes de navegar.
Una vez en el agua, los resultados sorprenden. "La velocidad con que han aprendido es increíble. Más que los que ven, porque los que ven no escuchan el viento, no notan el sol", dice Montse. "La sensibilidad que tienen es increíble, cómo les ayuda a llevar las velas y la dirección".
Los navegantes ciegos desarrollan habilidades extraordinarias: "Detectan el rumo “orejas de burro” con la estabilidad y con la velocidad, las ceñidas con un cambio de escora en el velero o el ligero flameo de las velas. El sol, les ayuda durante un bordo, si te está dando aquí y es la ceñida adecuada, saben que el siguiente bordo... saben dónde está tierra, dónde está el mar". Son nuestros propios navegantes los que mas nos han enseñado a enseñarles.
La Flota Adaptada
La flota ha evolucionado durante estos 37 años. Actualmente cuentan con cinco raqueros (tres adaptados), cuatro Hansa 303 —barcos completamente accesibles de diseño australiano—, un First Class 8 llamado "Cristalmina", un catamarán Hobby 13 y kayaks.
"Los Hansa han ido llegando a través de ayudas de fondos europeos desde 2024, y este año IBSA nos ha comprado, además de patrocinar el equipo juvenil, dos Hansa 303", explica Montse. Cada barco tiene su historia, la mayoría son donaciones.
Los Hansa 303 representan la última generación de barcos inclusivos. "La persona con discapacidad física ya va como en su silla, como en una avioneta, y no se tienen que mover. Se lleva con un joystick a modo de caña de timón, describe Montse.
El Presente: 200 Vidas al Año
Hoy, la Escola de Vela Adaptada sigue siendo referente en inclusión náutica. "Este año podrán ser unas 200 personas con discapacidad o necesidades especiales las que pasen por aquí, aunque hemos llegado a tener 500 o más anualmente", explica Montse. Las cifras han fluctuado por crisis económicas, COVID-19 y cambios en subvenciones, pero el compromiso permanece.
Actualmente el núcleo estable lo forman unos 10 alumnos que vienen durante toda la temporada, desde Semana Santa hasta octubre. "Vienen los domingos y luego se les hace un campus náutico intensivo de dos semanas en agosto. Siempre son los mismos durante toda la temporada", cuenta Montse.
La escuela también trabaja anualmente con grupos de entidades, colegios de educación especial, centros ocupacionales y residencias. "Hemos trabajado con todas las federaciones de deportes adaptados, hay una lista enorme de entidades, asociaciones, residencias, centros de ocupación profesional, colegios de educación especial, centros de atención hospitalaria...", enumera.
La diversidad de colectivos es amplia: desde niños con hemofilia (navegando con plasma en la lancha auxiliar por precaución) hasta huérfanos de padres con sida en los años más duros de la epidemia.
El Proyecto IBSA
Una de las iniciativas más recientes es el proyecto con la farmacéutica IBSA, que comenzó hace dos años. "Nos contactaron para arrancar un proyecto en la náutica y hacer una acción social", explica Montse. El objetivo era crear un grupo de niños y jóvenes con discapacidad del Garraf y el Penedès, cerca geográficamente para facilitar el acceso.
"En 2024 creamos el proyecto de iniciación y perfeccionamiento, siempre el mismo grupo. En 2025 nos creamos nuevos objetivos: darles preparación para competición", cuenta Montse. La culminación fue la primera Copa IBSA-EVA, una regata que marca el inicio de algo mayor.
"El patrocinador quiere seguir con la segunda Copa IBSA en 2026, y esperamos que ya acudan participantes de otros clubes", dice Montse. Es el objetivo de crear un evento que reúna a la mayor parte de regatistas con discapacidad de Cataluña.
Más que una Escuela
"Lo que siempre hemos querido ser es el puente que hace posible que luego puedan ser lo más independientes posible", dice Montse resumiendo la filosofía de la escuela. "Los formamos hasta el máximo en su independencia".
Los resultados lo demuestran: antiguos alumnos que se han comprado sus barcos y siguen regateando, otros que han obtenido titulaciones náuticas oficiales, como Luis Samper, que consiguió el título de Patrón de Embarcaciones de Recreo, siendo la primera persona en silla de ruedas que obtuvo esta titulación, creando un decreto el BOE (Orden FOM/3200/2007 de 26 de octubre) para que cualquier persona con discapacidad física, a partir de ese momento, pudiera obtener la titulación náutica.
En 1995, dos personas, un alumna y una alumno—una persona amputada y otra con secuelas de poliomielitis— obtuvieron el título de técnico de vela, convirtiéndose en los primeros técnicos de vela con discapacidad en España.
Los Seminarios por España
Durante décadas, Montse, su equipo y la colaboración de la Universitat de Barcelona, han recorrido España impartiendo seminarios para enseñar y preparar a los técnicos y directores de otros clubes náuticos cómo abrir secciones de vela adaptada. "Hemos ido por las diversas comunidades: Cataluña, Baleares: Menorca, Mallorca, Galicia, Canarias... dos veces hemos estado en Canarias", enumera.
"Les enseñábamos que no hacía falta grandes cosas para empezar a trabajar", explica Montse. La filosofía era clara: no todos los colectivos necesitan embarcaciones especialmente adaptadas. "Si empezaban con personas con discapacidad intelectual, sensorial o necesidades especiales, las embarcaciones accesibles no son necesarias", aclara.
Y se les enseñaba la metodología de trabajo a través de talleres teóricos y prácticos.
Estos seminarios han extendido la vela adaptada por España, multiplicando las oportunidades para personas con discapacidad en todo el país.
Las Colonias Náuticas
Entre las iniciativas más recordadas estuvieron las colonias náuticas para niños con discapacidad, que comenzaron en 1994-1995 y duraron varios años. "Una semana con todo, siempre con la ayuda de la gestión del puerto de Aiguadolç", recuerda Montse. "Con sponsors, patrocinadores y pocos recursos de las familias se podía cubrir las actividades".
"Fue muy importante porque ahí salieron navegantes, y las discapacidades de estos niños y niñas eran realmente importantes", dice. Esas colonias representaron para muchas familias la primera oportunidad de autonomía e integración de sus hijos.
Reconocimiento Internacional
La Escola de Vela Adaptada también ha participado en el desarrollo internacional de la vela adaptada o accesible. "Hemos iniciado y creado la legislación a nivel nacional para organizar campeonatos de Cataluña y de España, y participado en numerosos campeonatos nacionales y mundiales", cuenta Montse. Han estado en Boston, Gröningen (Alemania), Portsmouth (Reino Unido), Miami, lago Ontario (Rochester), etc.. Y han visto competir a sus alumnos al más alto nivel paralímpico.
El momento cumbre llegó con la inclusión de la vela adaptada, por primera vez como exhibición, en los Juegos Paralímpicos de Atlanta 1996. "Aquí se preparaba la tripulación que se enviaba", recuerda Montse. Aunque posteriormente el Comité Paralímpico Español tomó las riendas de la competición de alto nivel, la escuela siguió colaborando como cantera fundamental.
Los Desafíos Actuales
Como toda organización sin ánimo de lucro que ha sobrevivido 37 años, la escuela ha enfrentado múltiples crisis. "Los recursos han cambiado durante las diferentes décadas a través de las crisis, de la COVID, etcétera", reconoce Montse. "Pero nunca ha cambiado el respaldo del Port de Sitges-Aiguadolç".
Nada habría sido posible sin el apoyo del Port de Sitges Aiguadolç. Desde 1992, el puerto ha sido más que una sede. "Siempre con el respaldo del Port d'Aiguadolç", repite Montse. Es el agradecimiento a una visión que ha permitido que Sitges sea reconocido internacionalmente como referente en vela adaptada.
El puerto no solo ha cedido espacio; ha sido cómplice de un proyecto que ha transformado vidas. Cuando los barcos salen con sus tripulaciones diversas, el Port de Sitges-Aiguadolç es testimonio de que la inclusión es posible.
La escuela funciona con estructura mínima: Montse, la junta directiva de cinco personas en total, y la colaboración del puerto. "No hay socios, solo hay usuarios y usuarias, ya que el perfil económico no existe", explica. Quienes se benefician de los servicios no pueden sostener económicamente la estructura.
La supervivencia depende de subvenciones puntuales (publicas y privadas), patrocinadores privados, y algunos ingresos complementarios. "Si una persona sin discapacidad quiere hacer alguna actividad, dentro de que el calendario lo permita, así nos benefician esos ingresos", dice Montse.
Sitges Smile Race
Una actividad consolidada es la Sitges Smile Race, que en 2024 celebró su séptima edición. "Es para cruceros a vela, y los beneficiarios son todos los participantes", explica Montse. Es una regata inclusiva donde participan barcos convencionales, contando con las personas solidarias que participan (armadores y armadoras) que ponen a disposición sus embarcaciones y se integra en cada tripulación a uno o mas alumnos regatistas de la Escuela, apoyando las actividades de la E.V.A y la integración de sus navegantes.
Mientras los últimos barcos regresan al puerto, Montse observa cómo sus alumnos recogen el material. Algunos necesitan ayuda, otros son autónomos. Todos comparten la satisfacción de quien ha vivido la libertad que solo el mar puede ofrecer.
"Con el material adecuado, la evolución es la misma que cualquiera de nosotros que no tengamos movilidad reducida", dice Montse. En esa frase se resume toda una filosofía y 37 años de trabajo.
La Escola de Vela Adaptada del Port de Sitges no es solo una escuela de navegación. Es la demostración de que cuando se combinan pasión, conocimiento y perseverancia, no hay límites. Es la prueba de que el mar está abierto para todos los que se atreven a navegarlo.
En las aguas de Sitges, cada vela que se despliega lleva una historia de superación. Cada tripulación que sale a navegar escribe un nuevo capítulo en la historia de la inclusión. Todo eso es posible porque hace 37 años, dos mujeres decidieron que el mar no podía ser territorio vedado para nadie. Hoy, cuando Montse Renom ve zarpar a sus alumnos, sabe que ella y Victoria Fumadó no solo crearon una escuela: crearon un mundo donde la palabra "imposible" no existe.
Vela adaptada: seguridad, aprendizaje
y autonomía en el mar
La Escola de Vela Adaptada (EVA) del Port de Sitges ha construido, a lo largo de más de tres décadas, un método de enseñanza que combina accesibilidad, seguridad, aprendizaje y diversión. Su propuesta está orientada a ofrecer a personas con distintos tipos de discapacidad la posibilidad de descubrir la navegación y alcanzar, paso a paso, la máxima autonomía a bordo.
Un método inclusivo y especializado
La base del trabajo en la escuela se centra en garantizar la seguridad y transmitir confianza desde el primer día, siempre bajo la supervisión de técnicos especializados que actualizan sus conocimientos mediante seminarios específicos. La metodología se adapta a las tres grandes áreas de la discapacidad —física, intelectual y sensorial— aplicando estrategias y recursos concretos para cada una de ellas, con un mismo objetivo común: que todos los alumnos puedan experimentar la navegación de forma plena.
Discapacidad física
En este ámbito, la prioridad es contar con material y embarcaciones accesibles, así como con infraestructuras adaptadas que faciliten la práctica del deporte. La seguridad en tierra y en el mar es esencial, por lo que las primeras salidas se realizan con condiciones de viento moderado (hasta fuerza 3). Se ponen en marcha protocolos para transferencias seguras, evitando lesiones posturales y garantizando siempre la comodidad de los alumnos. A medida que avanza el proceso de aprendizaje, la metodología se aproxima progresivamente a la de cualquier curso de vela convencional.
Discapacidad intelectual
El trabajo se enfoca en reforzar la confianza de los alumnos y superar miedos preconcebidos relacionados con el mar. Para ello, los monitores adoptan un rol de animadores y asignan pequeñas responsabilidades a bordo que fomentan la motivación. El material didáctico se adapta a sus necesidades, las lecciones se repiten tantas veces como sea necesario y se aplican refuerzos positivos constantes que permiten consolidar pequeños logros en cada sesión, hasta obtener su formación como navegantes.
Discapacidad sensorial
En el caso de personas con discapacidad sensorial, el proceso comienza con el reconocimiento del entorno y del material de trabajo antes de salir al mar. Se prioriza la organización y orientación espacial, así como el control de rumbos. La escuela emplea dispositivos acústicos, apuntes en braille y representaciones con maquetas para transmitir conceptos de navegación. En el ámbito competitivo, los alumnos pueden navegar con la ayuda de un guía que comparte la táctica y ejerce de apoyo visual.
Beneficios que van más allá del deporte
La experiencia acumulada en más de 30 años de trabajo demuestra que la vela adaptada no solo aporta beneficios físicos, como el desarrollo de la movilidad o la fuerza, sino también psicológicos y sociales. Los alumnos refuerzan su autoestima, superan barreras y encuentran en el mar un espacio de integración. Además, la práctica en equipo fomenta la amistad, la cooperación y la construcción de objetivos comunes.
El compromiso de la Escola de Vela Adaptada ha quedado patente en los resultados obtenidos por sus alumnos en competiciones nacionales e internacionales. Sin embargo, más allá de los premios, el verdadero valor está en el reconocimiento personal y en la inclusión que la práctica de la vela proporciona. Un deporte abierto, sin restricciones y con un potencial transformador que conecta a todos los navegantes con el mar.







































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